El origen divino de Hércules
Hércules es el héroe máximo de la mitología clásica, tebano de nacimiento y, durante parte de su vida, también de residencia, aunque tirintio o miceneo por su familia. En cuanto a la transición española de su nombre, es recomendable la forma “Hércules” más bien que la forma “Heracles”, donde cabe aclarar que Heracles, es el nombre de este personaje para la mitología griega y Hércules para la mitología romana. Hércules, hijo de Zeus, es el último héroe que éste engendra en mujer mortal, al enamorarse de Alcmena, la hija de Electrión, a la que encontrándose ella en Tebas, engaña presentándosele con la figura corporal de Anfitrión. Alcmena, establecida en Tebas con Anfitrión, no había consentido en consumar su matrimonio con Anfitrión hasta que éste ejecutara la campaña de castigo contra los Teléboas que Electrión no había podido llevar a cabo. También Anfitrión, tras el episodio de la zorra de Teomeso, había partido hacia Tafos y, había conseguido una total victoria contra Pterelao y los Teléboas. Emprende, pues, Anfitrión su triunfal regreso a Tebas, pero cuando está ya cerca de la ciudad, cuando Zeus, enamorado de Alcmena, se presenta a ella haciéndose pasar por Anfitrión, le cuenta que ha cumplido victoriosamente la misión de castigo contra los teléboas que ella le había exigido (por ser los matadores de los hermanos de Alcmena), y logra así que Alcmena le reciba en su lecho, creyendo que es Anfitrión y consintiendo por fin en la consumación del matrimonio: engaño de los más célebres de toda la mitología clásica.
Zeus, entusiasmado por Alcmena prolonga triplica la duración de la noche y estar más tiempo con ella. Al terminar la larga noche y concebir a Hércules, Zeus le regala una copa que dice haber recibido como trofeo de victoria por parte de sus soldados y se marcha. Poco después, el verdadero Anfitrión es recibido por Alcmena, quien lo trata con cierta frialdad, y al contarle sus anécdotas a Alcmena, ésta le dice que ya se las ha contado la noche anterior, lo que alarma grandemente a Anfitrión, que llama a Tiresias para que le ilustre sobre lo que le haya podido suceder.
Tiempo después, Hércules nace y Hera, la reina del Olimpo y esposa de Zeus, le declara una guerra que duraría toda la vida terrestre de Hércules. Inclusive antes de que Hércules venga al mundo, Hera retrasa su nacimiento. Se dice que el nombre de Hércules viene de "La gloria de Hera". Siendo todavía un bebé, Hera le envía un par de serpientes para acabar con su vida, sin embargo, Hércules es el que acaba estrangulándolas con sus manos.
En Tebas, Hércules crece y recibe educación: Anfitrión le enseña a conducir carros, Autólico, hijo de Hermes, a luchar con los brazos y cuerpo, Éurito, rey de Ecalia, a disparar el arco, Cástor a luchar con las armas, Lino a tocar la cítara y cantar a sus acordes। A Lino, hermano de Orfeo, lo mata Hércules golpeándole con la lira irritado porque Lino le había a su vez golpeado। Juzgado por este homicidio, se defendió Hércules alegando una ley de Radamantis que proclamaba inocente a quien repeliese una agresión injusta, y fue absuelto. Pero Anfitrión, temiendo que Hércules repitiese tal actuación, lo envía a cuidar del ganado vacuno en los pastizales. Allí es donde Hércules se hace adulto alcanzando enorme estatura y fuerza.
Hércules y la caza al león de Citerón
La primer hazaña de Hércules fue dar muerte al león del Citerón, que causaba estragos en los rebaños vacunos de Anfitrión y de Tespio. Tenía Hércules dieciocho años, y se encaminó al Citerón con la intención de dar caza al león, cosa que no logró más que al cabo de cincuenta días, durante cuyas noches se alojaba en casa de Tespio, rey de Tespias en Beocia. Tenía Tespio cincuenta hijas, y concibió el proyecto de que todas ellas tuvieran hijos de Hércules. Para ello Hércules se acostaba con una hija diferente cada noche, creyendo Hércules que era siempre la misma, debido a la falta de luz.
Hércules engendra así en las Tespiades hasta cincuenta hijos, todos varones.
A los cincuenta días Hércules mata al león, lo desuella, y utiliza la piel como cobertura y las fauces como casco, y éste es el famoso ropaje de Hércules.
Hércules libera a los tebanos
La segunda hazaña de Hércules fue liberar a los tebanos del oneroso tributo que estaban obligados a satisfacer al rey Ergino de Orcómeno, rey de los Minias, padre de Trofonio y Agamedes, hijo de Clímeno, nieto de Presbón, y biznieto de Frixo y Calcíope. El tributo consistía en cien vacas al año durante un período de veinte, y había sido impuesto por Ergino a los tebanos, después de causar en ellos gran mortandad y como condición de la paz, en castigo de haber dado muerte a su padre Clímeno un tebano llamado Perieres, auriga de Meneceo. Venían, pues, los emisarios de Ergino a cobrar el tributo anual, cuando se topa Hércules con ellos y los ultraja con la más refinada ferocidad, cortándoles orejas, narices y manos y atándoselas a los cuellos, tras de lo cual les ordena que vayan a decir a Ergino que ese es el tributo que llevan de Tebas. Ergino vuelve para tomar venganza, pero Hércules, que ha recibido armas de Atenea, y que se coloca a la cabeza del ejército tebano, lo derrota y mata, e impone entonces a los de Orcómeno un tributo doble del que ellos habían impuesto a Tebas. En esta batalla muere Anfitrión. Hércules, en premio de su distinguida actuación, recibe de Creonte la mano de su hija mayor, Mégara, de quien tiene tres hijos, llamados Terímaco, Creontiades y Deicoonte.
Creonte casa a su segunda hija con Íficles, el hermanastro de Hércules, que, de un matrimonio anterior, con Astimedusa, hija de Alcátoo, tenía un hijo llamado Iolao, que fue siempre muy querido de Hércules. Por su parte Alcmena, al quedar viuda, casa de nuevo, con Radamantis, el hijo de Europa y Zeus, que había sido desterrado de Creta por haber dado muerte a su hermano, y ambos viven en Ocáleas de Beocia hasta la muerte de Alcmena, de avanzada edad y después de haber sobrevivido a su hijo Hércules y a su nieto Hilo.
Habiendo Hércules aprendido de Éurito el manejo del arco y flechas, recibe de Hermes una espada, de Apolo el arco, de Hefesto una coraza de oro, de Atenea un peplo y de Poseidón un caballo; él mismo se fabrica su otra gran arma característica, la maza, cortándola de un árbol de Nemea.
A continuación Hera, le hace volverse loco, en cuyo estado mata a los hijos que ha tenido de Mégara y a dos de Íficles, tras de lo cual recupera la lucidez, es purificado por Tespio, y va a Delfos, a consultar a Apolo dónde debe vivir.
Al llegar Hércules a Delfos, recibe por primera vez, de la Pitia, el nombre de Hércules, habiéndose llamado antes Alcida, es decir, el patronímico relativo a su abuelo paterno Alceo, el padre de Anfitrión. Hércules, pues, es saludado en Delfos con el nuevo nombre por la Pitia, que a continuación le dice que debe ponerse a las órdenes de Euristeo, rey de Tirinto y Micenas y deberá realizar diez tareas que éste le mandará, después de lo cual se ganará la inmortalidad.
La primera tarea de Hércules: El León de Nemea
Como primer tarea, Euristeo ordena a Hércules es traerle la piel del león de Nemea. Hércules se pone en camino hacia Nemea, que está a unos veinte kilómetros de Tirinto, y llegado a Cleonas se aloja en casa de un trabajador llamado Molorco, a quien ve dispuesto a ofrecer un sacrificio a Zeus Salvador.
Hércules le disuade de hacer entonces el sacrificio, convenciéndole de que espere treinta días, al término de los cuales si Hércules regresa vencedor, Molorco debía ofrecer en efecto el sacrificio a Zeus Salvador, y en caso de que Hércules pereciese en el intento, ofrecérselo al propio Hércules en calidad de héroe. A continuación, Hércules se dirige a los parajes frecuentados por el león, a quien encuentra, y empieza por dispararle sus flechas, no sabiendo que la fiera era invulnerable. Pero al darse cuenta Hércules que las flechas le rebotaban en la piel, lo persigue con la maza acorralándole en una cueva que tenía dos salidas; después de cegar una de ellas penetra en la cueva, y pasándole el brazo por el cuello lo ahoga o estrangula. Después Hércules se dispone a desollarlo, cosa que no consigue hasta que se le ocurre hacer el primer desgarro con las propias uñas de la fiera.
Hércules regresa a casa de Molorco, llevando la piel del león, precisamente el último día del plazo convenido y cuando ya Molorco se disponía a ofrecerle el sacrificio como héroe; juntos, Hércules y Molorco, ofrecen el sacrificio a Zeus Salvador। A continuación Hércules lleva la piel del león a Euristeo, quien es presa de tal pavor, que ordena que en lo sucesivo Hércules se quede en las afueras de la ciudad y espere allí las órdenes de los siguientes trabajos, que él le dará por mediación del heraldo Copreo, mientras tanto Euristeo se encierra en una tinaja que manda poner en un sótano, para encontrarse así a salvo de de Hércules y de las fieras que le pide que traiga, muertas unas, vivas otras. Euristeo es, así, el gran cobarde de la mitología hercúlea, figura odiosa en todo caso, aunque esta odiosidad pudiera mitigarse por ser el instrumento de Hera.
La segunda tarea de Hércules: La Hidra de लेर्ना
La segunda tarea de Hércules consiste en dar muerte a la Hidra en Lerna. Para lo cuál Hércules monta en un carro conducido por su fiel sobrino Iolao, y llega a las inmediaciones de Lerna, y precisamente junto a la fuente Amimone, donde se encontraba el escondrijo de la Hidra. Hércules obliga a salir a la Hidra de su escondite arrojándole flechas encendidas, y con la maza le corta las cabezas, pero sin lograr ventaja alguna, pues brotaban dos por cada una que cortaba. Luego, la situación se complica para Hércules, pues la Hidra se enrosca además en una de sus, y por otra parte surge un cangrejo gigantesco, enviado por Hera, que lo ataca también, forzando a Hércules a llamar a Iolao. Luego de dar muerte al cangrejo, Iolao enciende parte del bosque inmediato, y con los tizones quema los cuellos de la Hidra impidiendo así que proliferen las cabezas. Hércules entonces le corta por fin la cabeza inmortal, la entierra colocando encima una pesada roca, abre en canal el cuerpo de la Hidra y sumerge sus flechas en la bilis de ésta, haciéndolas empaparse e impregnarse bien del veneno del monstruo.
En el futuro, las flechas envenenadas de Hércules causarán gran daño, pues gracias al veneno de la Hidra, producirán heridas mortales a los mortales e incurables para los inmortales, siendo causa del paso de dios a mortal del Centauro Quirón y de la muerte de la mayoría de los Centauros, y en especial de la del Centauro Neso, que traerá como consecuencia, algún tiempo después, la muerte del propio Hércules por el veneno de una de sus propias flechas; posteriormente, estas flechas serán utilizadas en el sitio de Troya, imprescindible para la conquista de la ciudad, y en particular la muerte de Paris por una de ellas, disparada por Filoctetes। Sin embargo, Euristeo, no cuenta esta tarea de Hércules alegando que fue ayudado por Iolao.
La tercera tarea de Hércules: La cierva de Cerenía
El tercer trabajo que ordena Euristeo a Hércules es traer viva a Micenas la cierva de Cerinía, comúnmente llamada la cierva de los cuernos de oro. Esta cierva estaba consagrada a Ártemis, razón por la cual debe traerla viva. La persigue así, durante un año entero hasta que al fin la captura, no sin dispararle últimamente una flecha, en el momento en que la cierva estaba pasando el río Ladón para después cargarla sobre los hombros y transportarla a través de Arcadia en dirección a Micenas. Durante este viaje de retorno con la cierva a cuestas, se encuentra Hércules con Apolo y Ártemis; ésta le echa en cara su intento de dar muerte a un animal que le estaba consagrado, e intenta, a su vez, arrebatárselo a Hércules; pero éste se disculpa alegando la necesidad en que se encuentra de obedecer a Euristeo, con lo que la diosa calma su ira y le permite llevársela, logrando entregarla en Micenas.
Cuevas de Hércules
El solar que alberga las llamadas Cuevas de Hércules (callejón de San Gines, 3) presenta una rica historia arquitectónica, en cuanto ha sido ocupado por distintos edificios a lo largo de la historia: en época romana se había construido aquí un depósito de agua para el abastecimiento de la ciudad, que formaba parte de la red hidráulica romana de Toletum.Posteriormente, ya en época visigoda, parece que sobre el depósito de agua se levantó un templo cristiano. Más tarde, probablemente en el siglo XII, un nuevo templo se construyó en el mismo lugar, dedicado a San Ginés, sede de la parroquia homónima. La pequeña iglesia de San Ginés se abandonó en el siglo XVIII y fue demolida en el siglo XIX (1841), quedando en pie sólo algunos de sus muros perimetrales, parte de la sacristía y los sótanos.
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