Cuando Charles Darwin propuso por primera vez la teoría de la evolución, pensaba que los cambios en los organismos se producían de poco en poco, y que los cambios se iban acumulando con cada generación hasta que esa acumulación producía los cambios espectaculares que vemos en los fósiles. Esta idea es conocida como gradualismo.
En 1972, dos paleontólogos norteamericanos, Steven Jay Gould y Niles Eldridge, propusieron una visión alternativa de la evolución. Su interpretación de los fósiles fue que durante la mayor parte del pasado se produjeron pocos cambios de una generación a la siguiente, un fenómeno que llamaron “estasis”.
Niles Eldridge y Steven Jay Gould respectivamente
Esos periodos de tranquilidad, desde su punto de vista, se vieron puntuados por pequeños estallidos de cambio rápido. Esta interpretación de los fósiles recibe el nombre de “equilibrio puntuado”.
El debate acerca de cuáles de esas interpretaciones de los fósiles es correcta prosigue debido a que las huellas fósiles son tan irregulares e incompletas que no podemos llegar a marcar la diferencia entre ellas. Probablemente hay ejemplos de cambios tan rápidos como graduales en la historia de la vida.
¿Existieron simios gigantes?
El paleontólogo Ralph von Koenigswald descubrió en 1935 en una tienda de Hong Kong un molar de un tamaño inusual que parecía pertenecer a un enorme primate.
Tienda de fósiles en una farmacia en Bangkok.
Ralph von Koenigswald (a la izquierda), descubrió los molares del simio, mientras que Franz Weidenreich (a la derecha), argumentaba que eran de origen humano.
Con los años fueron hallados en el sudeste asiático nuevos fósiles de aquel extraño simio, lo que ha permitido a los investigadores hacerse una idea de su apariencia.
A partir de una recreación hecha en la Universidad de Iowa se puede determinar que se trataba de una criatura no muy distinta de un gorila, que pesaba unos 350 kilos y que en posición erguida podía superar los 3 metros de altura.
El primate, bautizado Gigantopithecus, vivió durante unos 5 millones de años en lo que hoy es China y la India. Hace 800.000 años, su territorio fue colonizado por el Homo erectus.
Zona de Liucheng en China.
No se sabe hasta qué punto intervino en su desaparición, pero lo cierto es que Giganto, como es denominado cariñosamente, desapareció del registro fósil hace unos 400.000 años.
Ahora se cree que los ciclos del bambú, del que pudo depender, y la competencia con el panda gigante pudieron influir en su extinción.
Fotografías de las mandíbulas del giganto comparadas con las del hombre.
Estos molares de Gigantopithecus valen 10 euros, los podéis comprar aquí.
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